La depresión se ha convertido en una verdadera epidemia... A nivel mundial por ejemplo, en España, se estima que el 11% de las personas sufren depresión y en Estados Unidos la padecen más de 2 millones de adolescentes. Estudios epidemiológicos han concluído que los casos de depresión no solo han aumentado en las tres últimas décadas sino que los síntomas psicosomáticos son cada vez más intensos.
Sin embargo, lo más curioso de todo esto, es que aunque la depresión es un trastorno cada vez más común, no se ha logrado liberar del estigma que arrastra... Muchas personas siguen pensando que la depresión esconde en su base una falta de fuerza de voluntad y otros se niegan a reconocer que tienen un problema porque se sienten avergonzados. Es por esto, que detectar la depresión en sus primeras fases es complicado pero, a la misma vez, fundamental, ya que así se pueden atajar sus consecuencias a tiempo.
Lamentablemente, los primeros síntomas de la depresión suelen pasar desapercibidos por lo que la detectamos una vez que ha extendido sus tentáculos sobre nuestra vida.
- Falta de Apetito
- Problemas en el Sueño, casi siempre se trata de despertares nocturnos
- Falta de Concentración en las tareas cotidianas
- Cansancio y Fatiga sin causa aparente
- Sensación de estar Abrumados o Sobresaturados, cuando las demandas no han aumentado
Todos estos, son síntomas clásicos de la depresión, pero normalmente pasan desapercibidos ya que creemos que la depresión es solo la sensación de tristeza, la apatía y la pérdida de sentido de la vida. Sin embargo, estos son síntomas que aparecen cuando el trastorno ya está instaurado.
La depresión es en verdad una gran manipuladora, es capaz de crear un escenario y una historia negativa presentándola de tal forma que nos resulta atractiva. Nos tiende una trampa mortal al hacernos creer que los eventos negativos que vivimos son un estado interno, estable y global. Nos envuelve en su tela de araña a golpe de distorsiones cognitivas.
Las distorsiones cognitivas más comunes de la depresión se basan en los sentimientos de indefensión, desesperanza e incapacidad para solucionar los problemas. De hecho, aunque la depresión está catalogada como un trastorno del estado de ánimo, en realidad es mucho más ya que afecta el funcionamiento de los lóbulos frontales, los cuales están vinculados al razonamiento y la conducta propositiva.
Estas distorsiones cognitivas nos conducen a comportamientos autodestructivos, como no buscar ayuda, dejar la medicación o la terapia, beber en exceso o incluso hacerse daño físicamente.
Las distorsiones cognitivas más comunes y dañinas vinculadas a la depresión son:
- "Si tengo depresión, es mi culpa". En realidad, nadie quiere estar deprimido. La depresión no es un trastorno meramente psicológico sino que sienta sus raíces en la biología, nuestros antecedentes familiares e incluso en nuestros genes. La depresión no tiene nada que ver con la fuerza de voluntad por lo que alimentar estas creencias solo sirve para sentirnos mal y culpabilizarnos. De esta forma, la depresión crea un círculo vicioso que la alimenta.
- "Nada de lo que haga marcará la diferencia. Entonces, ¿por qué debo esforzarme?" La persona deprimida comienza a ceder su control a la enfermedad, piensa que no puede hacer nada por lo que se sume en un bucle de desesperanza y reflexiones sombrías, que a menudo le conducen a acariciar la idea del suicidio. Así, los pequeños actos cotidianos se convierten en un gran esfuerzo que le llevan a tirar la toalla.
- "Siempre me voy a sentir así". La depresión puede llegar a ser un estado muy doloroso pero el hecho de que hoy nos sintamos mal no significa que ese sufrimiento será permanente. En realidad, la mayoría de las personas que sufre depresión y buscan tratamiento logran mejorar en pocos meses. Sin embargo, sumirse en la desesperanza solo sirve para alimentar el cuadro depresivo.
- "No encuentro una manera de salir de esto". La depresión a menudo dificulta nuestra capacidad para resolver problemas, nos hace ver todo bajo una perspectiva gris y nos encierra en un callejón sin salida. Sin embargo, no es más que una ilusión, la persona deprimida puede tener dificultades para encontrar la salida pero puede pedir ayuda. Un psicólogo o incluso un amigo podrá ayudarle a encontrar una perspectiva más positiva.