Los cambios de temperatura influyen en nuestro día a día sin que nos demos cuenta... Nuestras decisiones, sobrepeso, lesiones musculares, corazón y dolores cambian con la temperatura, alterando así nuestra salud y estado de ánimo.
Tiritar con el frío, sudar con el calor... Deshidratarse en verano, resfriarse en invierno... Además de todos estos efectos ya conocidos, las variaciones en la temperatura nos afectan de modo inadvertido...
La transición de un ambiente caluroso a otro gélido o a la inversa, como la que experimenta el cuerpo al pasar del aire acondicionado de un vehículo, centro comercial, casa o gimnasio, al “horno” de la calle o el aire libre en la época estival, puede afectar a los músculos.
El Cuello y la Espalda, los más Sensibles al Frío
Con el frío, las zonas más afectadas por contracturas y lesiones, son el cuello y la espalda, por lo que es aconsejable a quienes realicen ejercicio, hagan calentamientos y elonguen correctamente antes de la actividad física, esto incluso en la temporada estival.
Del frío y los cambios de temperatura
también depende la mejora de las lesiones. Según los expertos, la mayoría de las molestias que afectan al aparato locomotor, pueden aliviarse aplicando distintas medidas térmicas sobre la parte dolorida.
En lesiones agudas, para las primeras 72 horas, se recomienda el frío por su efecto reductor de la inflamación, los hematomas y el dolor, sobre todo en esguinces, torceduras y contusiones.
El Calor Para las Contracturas.
Pasados tres días está indicado el calor en lesiones agudas, contracturas, lesiones musculares o crónicas, ya que relaja la zona afectada, reduce el dolor y favorece la reabsorción de los hematomas.
Una investigación de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard, sugiere que los cambios de tan sólo un grado centígrado, durante el verano, pueden acortar la esperanza de vida de las personas de edad avanzada con dolencias crónicas, provocando miles de muertes adicionales cada año.
El Frio Puede Causar Estragos.
Cuando las temperaturas bajan, aumentan las enfermedades y es aconsejable abrigarse, cubrirse con guantes y sombrero, tomar bebidas calientes, evitar los esfuerzos repentinos y no salir si el frío es extremo.
Según la Federación Británica del Corazón, esto se debe a que hay más riesgo de sufrir infartos y derrames cerebrales, porque los vasos sanguíneos se contraen, el corazón se esfuerza más y la composición de la sangre cambia, aumentando el riesgo de coágulos.